lunes, 13 de octubre de 2008

Una semanita difícil.

A ver cómo puedo resumir la semana pasada en unas pocas líneas, porque entre que ya no me acuerdo de algunas cosas y que las entradas parecen ya testamentos, será mejor resumir y hacer las cosas poco a poco. Así que pondré esta entrada de la semana pasada y otra con lo que ha ocurrido hoy martes y ayer. Empecemos...
El lunes N llegó llorando de nuevo, y no sólo eso, esta vez vomitó 2 veces con las consecuentes idas y venidas al baño y fregoteo de todo: suelo, mesa, sillas, pantalones... Y volví a hablar con la madre. La niña lo hace por celos y no le gusta que atienda a otros niños en vez de estar con ella sentada todo el rato, así que a ver cómo me las apaño para que lo entienda y pueda trabajar ella sola y yo hacer mi trabajo.
En segundo lugar están G y S que, aunque G ha mejorado bastante su comprensión lectora, aún se confunde en ciertos fonemas y algo muy curioso, se equivoca mucho con la m y la p. No entendemos por qué, simplemente cuando lee una dice la otra. Tengo preparados para ellos trabajos con fichas de trabadas, prepararé juegos y por supuesto tendremos que leer, en el cole y en casa, porque sin práctica no hay triunfo posible.
Por otro lado está T que sigue muy muy despistada. Se le pasan las horas comiéndose las uñas y mirando a su alrededor a ver quién hace qué, igual que A con la excepción de no comerse las uñas, sino se pasa el rato mirando para N.
Y por último, el trabajo de secretaría, que por una vez en mucho tiempo lo llevo al día, increíble pero cierto. Lo que no llevo tan bien son las programaciones, me cuesta mucho programar para todo un año porque estos chicos son tan variables que si tienes pensado hacer con ellos 3 hojas de mates, otras 3 de cono y otras 3 de lengua... pues te las comes con papas fritas si quieres porque habrán días que hagan 3 y habrán días que hagan 50. Son así.
El miércoles, N no quería entrar en el cole. Estuvo por lo menos una hora llorándole a la madre, aferrada cual garrapata a sus brazos y que no quería entrar. Evidentemente la madre intentaba convencerla, cosa que logró, ya digo después de una hora casi, si no más. Cuando por fin logramos que entrara, tocaba trabajar y aquí es donde viene mi desesperación: o bien atiendo a N por completo, o voy interrumpiendo a N para atender las necesidades de los demás. Y ustedes se preguntarán... ¿por qué no les mandas trabajo a los otros mientras trabajas con N o le das a N un dibujito para que pinte mientras atiendes a los otros? Créanme si les digo que ya lo he hecho. Si les mando trabajo a los grandes para yo poder trabajar con N pueden ocurrir varias cosas:
1) Se ponen a hablar entre ellos y no trabajan.
2) Se quedan mirándonos a N y a mi trabajar y ellos no trabajan.
3) Qué divertido puede resultar un lápiz y una goma para distraerte y no trabajar.
La conclusión está bastante clara: SI LA PROFE NO ESTÁ ENCIMA DE MI YO NO TRABAJO.
Me queda la opción de ponerle trabajo a N:
1) Ella sola no puede trabajar porque le tengo que explicar lo que debe hacer.
2) Si sabe lo que tiene que hacer va a su sitio, lo hace más rápido que yo diga "despacio" y viene con su hoja a mi mesa diciendo "Ya terminé" con los consecuentes rayones donde no deben estar.
3) Tiene el día mimo y se pone a llorar con lo que eso conlleva, y sinceramente, 3 vómitos son suficientes para menos de 15 días.
En fin, ¿qué me queda? Seguir haciendo malabarismos hasta encontrar la combinación adecuada. Aunque tengo varias pistas:
1) Ser amable: Pedirles las cosas a los niños con amabilidad, se puede ser tajante, exigente, serio pero amable. Demostrarles que cuando uno está haciendo las cosas en serio ellos no se lo pueden tomar a broma.
2) Sonreír: Va muy ligada a la anterior, pero cuanto más sonrías y les demuestres que estás de buen humor y que eres paciente, más rápido responden.
3) Felicitarles: Es muy importante decirle a un niño lo bien que está haciendo las cosas, aunque si lo está haciendo mal hay que corregirle, obviamente, si no bien vamos. A lo que iba, si lo está haciendo bien y les ayudamos a llegar a la solución sin decírsela, ellos mismos se van sentir mucho mejor a parte de subirles la autoestima.
4) Demostrarles cariño: Esto puede ser muy complicado en un colegio grande, pero en un colegio como este, en el que las madres vienen y se toman café conmigo, de vez en cuando me regalan vino e higos picos (ya llevo como 5 kilos esta semana) y no sólo me tienen como una profesora sino como alguien que verdaderamente les ayuda con los niños, lo de dar un abrazo o dar un beso en la frente no lo ven tan mal, es más, prefieren que la profesora sea cariñosa a que sea distante y fría. Y a los niños les gusta, excepto a S, que le amenazo con darle un "beso baboso" cuando no esté trabajando, enseguida se pone las pilas.
5) Ser parte del juego: estén jugando a lo que estén jugando, a los niños siempre les gusta que la profe entre en el juego. Muy pocas veces lo hago porque cuando ellos están jugando yo aprovecho para adelantar papeleo, o hacer papeleo totalmente atrasado. Pero las veces que juego con ellos se divierten mucho y yo más.
Y bueno, con esto y unas reflexiones...


7 comentarios:

Unknown dijo...

No pasa nada con que postees "testamentos"... Siempre son amenos y divertidos y creo que en el fonodo nos llevan a todos a aquellos dias y eramos peques y terminaremos identificandonos con alguna de las letras a las cuales le das clases...

Minerva dijo...

Muchas gracias por tu apoyo Jet, así sí da gusto escribir, me has subido la moral ;-) A cambio te pondré como enlace ahí donde hay otros blogs jejeje!!! Y el de Maka también. Besos.

Anónimo dijo...

minerva minerva minerva.... tu blog es muy interesante pero le falta una chispa de gracia

Minerva dijo...

Bueno bueno bueno, me alegra tener lectores que son también críticos, eso me hará mejorar.Eso sí, ten en cuenta que en este blog sólo pretendo contar lo que me pasa en el colegio, si tiene o no tiene chispa de gracia eso ya lo decide el que lee, que entonces tiene dos opciones: o bien lo sigue leyendo o bien no lo lee más, cualquiera de las dos cosas me valen. A parte, no siempre voy a contar cosas divertidas o graciosas porque entonces no hablaría de algo tan serio, o mejor dicho, importante, como es la educación, hablaría de otras cosas y, evidentemente, esto no se llamaría "Diario de una maestra en apuros".
Lo que sí te pido, por favor, es que la próxima vez no te escudes en el anónimo aunque te den la opción de hacerlo, hasta los críticos más odiados firman sus críticas, porque entonces no valdrían de nada. Si no estás orgulloso u orgullosa de afirmar lo que dices, mejor no lo digas porque hasta tú te estás avergorzando de ello.
En fin, espero que la próxima vez pueda dirigirme a tí con un nombre, yo por mi parte seguiré escribiendo mis experiencias tal y como me ocurran, sean o no graciosas.

Maka Bara dijo...

Primero que todo "Beso Baboso" al del "anónimo", y no le critico lo que escribe, por que existe la libertad de expresión, sino el hecho de que no de nombre.

En fin como ecribi en mi blog me sigue pareciendo una lectura fresca sobre las aventura de tratar con peques, y en realidad son pocas las lineas que usas para resumir una semana con tanto movimiento.

Anónimo dijo...

Tu forma de narrar las cosas es maravillosa. Me parece inmensamente estúpido pretender que todos los blogs sean para el vacilón y la risita fácil, o siquiera para la sátira. Gracias a muchos blogs he adquirido parte de mi cultura, cuando descubro cosas de mi interés sobre las cuales más tarde profundizo.
Mucha gente ve con asiduidad series y telenovelas con argumentos manidos, en cuyos guiones lo más interesante es "a fulanito se le ve ahora el culo al salir de la ducha" y " a fulanita se le ve todo con el pelo tapándole las lolas"... así que...
De tooooodo tiene que haber en la selva, y a mí, particularmente, me encanta tu árbol.

Minerva dijo...

Muchas gracias Alexey!!!!! Me llena de orgullo saber que te gusta "mi árbol" Es un honor escribir para gente que aprecia las cosas hechas con sentido común.
Espero que me sigas leyendo y sigas participando del blog. ¡Te espero!