lunes, 29 de septiembre de 2008

"Ya me había olvidado"

Eso le pasó el lunes por la mañana a la pobre N cuando entró en el cole. La recogí en la puerta como de costumbre y le dije que se sentara en su sitio en lo que yo terminaba de poner tareas. Cuando me dí cuenta estaba llorando a moco tendido:
- ¿Qué te pasa N?
- Nada.
- ¿Cómo que nada, entonces por qué estás llorando? Anda ven aquí para que me cuentes.
Se sentó en mis rodillas y se acurrucó en lo que corregíamos en la pizarra las multiplicaciones de la tarea.
Cuando ya estaba más tranquila le pregunté por qué lloraba y me dijo:
- No me acordaba.
-¿De qué no te acordabas N? ¿Te olvidaste que había cole?
- Sí.
- Bueno, no importa, hoy hay cole otra vez y vamos a trabajar y hacer más cosas, pero no llores más.
- Vale.
- ¿Quieres hacer una ficha?
- Sí.
Y nos sentamos las dos en su mesa para hacer la siguiente ficha. Le expliqué lo que tenía que hacer y luego me fui a la pizarra para hacer las multiplicaciones que le había mandado a Y y a T de tarea porque tenían algunas dudas. De repente oigo "Ya" y al virarme la vi con su ficha en la mano y enseñándome lo que había hecho, le dije que esperara un poquito en su mesa que enseguida acababa porque en ese momento no la podía atender. Ella se dio media vuelta, se sentó en su sitio y se cruzó de brazos para esperarme.
Cuando terminé de hacer las multiplicaciones, que por cierto, cuando vayan a hacerlo les aconsejo que usen colores: escriban la operación en tiza normal y le asignen a cada factor un color distinto, así queda cada fila de productos, que luego serán los sumandos de la suma final, de un color distinto y ellos lo reconocen más fácilmente. Ya bastante complicado son las multiplicaciones de factores de más de una cifra como para encima no darles una ayudita extra.
Pues... cuando terminé de explicar las multiplicaciones seguí trabajando con N a quién ya se le había pasado toda la angustia de la mañana.
Pero por otro lado tengo a G y a S. Los dos son de 2º y hoy se pasaron toooodooo el día para leer entre los dos una pequeña lectura y hacer los ejercicios de comprensión lectora. El caso es que en estos días he averiguado cuál ha sido el problema. Resulta que el miércoles estaba el profesor de P.T. que además ese día me da apoyo y me ayuda un poquito con los niños, vamos a llamarle Pp porque lo de Pt me resulta un poco estúpido y es más fácil de mecanografiar. Pues bien, mientras yo trabajaba con N y con A, que no me acuerdo qué le estaba explicando, oigo a Pp que le dice a G lo que tiene que escribir en un ejercicio. Acto seguido vino G y me dijo si se podía cambiar de sitio y ponerse en la misma mesa de Pp y le dije:
- ¿Por qué? para que te diga lo que tienes que poner ¿no?
- No, es que él me ayuda.
- No, Pp no te ayuda, te dice lo que tienes que poner y eso es precisamente lo que no quiero, quiero que tú averigües lo que tienes que poner leyendo tú el enunciado y entendiéndolo. Vete a tu sitio. - Me quedé callada y caí en la cuenta... - Conque así te ayuda mami ¿no? Te dice lo que tienes que poner y por eso en casa haces tantas hojas de tarea y aquí te pasas horas con un ejercicio. Tendré que hablar con mami porque así no te está haciendo ningún favor.
Y respiré hondo porque me dí cuenta que todo el trabajo que había hecho el año anterior enseñándole a leer y entender a la vez se me había ido al suelo. Si ya cuesta enseñarles, la paciencia que hay que tener y la alegría tan grande que sientes cuando lo consiguen, imagínense todo el trabajo, paciencia y alegría tirados a la basura. Y todo por no hacer que el niño o la niña lea un enunciado de una frase y te diga él o ella lo que entiende que tiene que hacer o hacérselo repetir hasta que lo entienda. Eso es fruto de las prisas y no tener la paciencia suficiente para que esa cabecita piense. Nadie dijo que era fácil, pero flaco favor le han hecho a S y a G al hacerles leer pero no pensar lo que han leído. Parece exigente y duro, que quizá pueda serlo al principio, pero sinceramente, es el camino más rápido y eficaz. Además, de buenas maneras, con cariño y con mucho apoyo no parece tan duro. Y ellos también se esfuerzan ya que si no se aburren porque no pueden trabajar al no saber qué hacer. Y lo mejor de todo: la sonrisa que se les pone de oreja a oreja cuando ven que lo han conseguido. Les brilla los ojos, se les ve felices y si encima se lo celebras ya se sienten los reyes del universo.
Así que tendré que dedicarle tiempo a volver a empezar con la lectura pero con el inconveniente que supone enseñarle a un niño que cree saber leer y demostrarle que leer sin entender no sirve de nada. Eso sí es duro y, para mi experiencia, cruel.
Así que a todos los que tengan hijos, sobrinos, hijos de amigos o amigos o familia con hijos, por favor, no les digan a los niños lo que tienen que hacer, que ellos lo averigüen, como un juego de detectives, que lean y si no lo entienden a la primera que no se preocupen, ya lo entenderán a la segunda o a la tercera, que por eso están aprendiendo. Facilitarles las cosas sí, pero no hacerles tan poco capaces de pensar por sí mismos.
Y con este "sermón" me despido, que será hasta dentro de 5 minutos que publique la otra entrada.
Y con esto y cinco minutos....

sábado, 27 de septiembre de 2008

¡¡Aahh, vaaaaleee!!

O al menos es lo que dice N cada vez que le explico algo por enésima vez. Y algo no tan complicado como puede ser la Teoría de la Relatividad de Einstein no, era simplemente colorear. Pero es harto complicado explicarle a un niño, o niña, que tiene que convertir todo un espacio de color blanco a otro color. Yo pensaba que ya veníamos con eso de serie, pero se ve que no, que hay que adquirirlo posteriormente y por supuesto con ayuda de alguien mayor.
En fin, a lo que iba. Ya N se está destapando y se empieza a manifestar como una niña alegre, simpática, que como a todos los niños le gusta más el juego que comer y por supuesto le encanta ser el centro de atención. Ella poquito a poco va cogiendo la dinámica del colegio y por lo que se ve le gusta también aprender y hacer cosas.
El miércoles pasado, mami me trajo los libros de N y las dos, N y yo, muy ilusionadas los abrimos, yo más que ella porque así no tenía que sacar más fotocopias y podía empezar a trabajar en algo más sólido. Pero mientras los examinaba y se los enseñaba para hacerle ver que eran un regalo para ella, me iba dando cuenta que faltaba justo el cuadernillo de la primera unidad.
- ¡Ay N! me parece que no podemos trabajar con tus libros porque mira, tenemos los cuadernillos 2 y 3 pero nos falta el 1. ¿Ves? Dime los números. - le dije mientras le hacía las señas con mis dedos para que empezara a contar.
- 1, 2 y 3 – me contestó N, a su manera, porque esa es otra, hasta ahora la había oído hablar poco y habla un poco mal aún.
- ¿Y cuáles ves aquí? – le pregunté enseñándole los cuadernillos.
- El 2 y el 3.
- Entonces, ¿cuál falta? Cuenta otra vez…
- Falta el 1, ¿ves? 1, 2 y 3. El 1 no está – me dice contando con los dedos.
- ¡Muy bien N, tienes razón! Así que se lo tenemos que dar a mami para que se lo lleve a la librería y se lo cambien.
- ¿Mami? ¿”None” está mami?
- N, yo no te voy a decir dónde esta mami, tú sabes dónde está ¿verdad?
- Sí, está en casa.
- Bueno, pues ya sabes, ¿vas a volver a preguntarme?
- No, mami está en casa y luego viene.
- Sí, luego viene, cuando nos vayamos todos a casa tú también te vas.
- Vale.
Y en esto viene Y para que le explicara una cosa de matemáticas, un ejercicio de lo que le había explicado antes de sentarme con N a ver los libros. También vino A para que le explicara lo que tenía que hacer, porque en lo que yo me pongo a trabajar con N a los demás les pongo ejercicios para hacer: si estamos en hora de conocimiento les digo lo que tienen que leer, a las más grandes les digo que además tienen que tratar de subrayar lo que creen que es más importante y que creen que deben estudiarse, luego se los corrijo y les explico lo que han tenido bien y en lo que se han equivocado. A A le digo que copie lo que yo le subrayo previamente y que haga los ejercicios buscando “las pistas” en lo que ha copiado. Y a los dos de 2º los pongo a trabajar juntos, uno le lee al otro y se ayudan con las palabras que tienen más dificultades. Luego entre los dos hacen los ejercicios. A ayuda a R a hacer los ejercicios porque R es un niño que tiene un TGD (Trastorno General del Desarrollo) que ya explicaré lo que es. Y T y Y trabajan juntas, porque además de ser hermanas T está en 5º y Y en 4º, pero T tiene algunos problemas de razonamiento y de concentración pero Y es una niña que se concentra muy fácilmente y con una facilidad de entendimiento y razonamiento que pretendo ayude a su hermana. Nunca he visto a hermanas tan distintas, ni el día y la noche se diferencian tanto entre sí.
En fin, por dónde iba… le explicaba a Y un ejercicio y mientras oía un murmullo que pasado un rato no me había dado cuenta de él hasta que de repente no podía concentrarme y explicarle a Y todas sus dudas. Cuando me callé para ver quién estaba hablando me quedé de piedra:
- Porque claro, sólo tengo el 2 y el 3 y falta el 1, entonces hay que llevárselo a mami para que se lo cambien y ahora no puedo trabajar porque me falta el 1 y... - bla bla bla...
Me la quedé mirando en lo que procesaba y traducía en mi cabeza todo lo que estaba diciendo y al cabo de unos segundos que parecieron horas le dije...
- N, muchacha, me tienes loca de la cabeza, estate en silencio un ratito para yo poder terminar de explicarle a Y el ejercicio. Cruza los bracitos encima de la mesa así y espera que ya termino ¿vale?
Arruga la nariz, se echa para atrás e igualita que una vieja se ríe y dice...
- ¡Ja ja ja! Vale, yo espero - dijo cruzando los brazos como yo le había dicho.
Terminé con Y y al revisar de nuevo el material de N a ver qué podía hacer me di cuenta que en realidad no faltaba nada sino que le faltaba la portada del cuadernillo. Así que muy contenta se lo dije a N y ella se puso más contenta aún. Saqué el cuento que le toca con la unidad y se lo conté acompañado de los dibujos que venían. N prestaba mucha atención y contestaba correctamente a todas las preguntas que le hice sobre la lectura. Bueno, lo de correctamente...
- N, ¿Qué era lo que más le gustaba a los niños?
- Esto de aquí.
- Muy bien, eso es el baúl de los juguetes.
- Sí, el balú de los juguetes.
- No, balú no, baaaaúuuul - le dije exagerando el gesto de la boca al pronunciar.
- Baaaaaaa - lúuuuuuuu...
- ¡Jajajaja! Nooo, balú no, baaaaúuuuul.
- ¡Es que no me sale! Baaaaaa - lúuuuuuuu - dijo abriendo cada vez más la boca y exagerando aún más el gesto.
- ¡Jajajja! no importa N, poco a poco lo irás aprendiendo.
Seguimos trabajando y entonces llegó su primer trabajo sola. Le expliqué un pequeño ejercicio que tenía que hacer: seguir unos puntos y hacer líneas verticales con ceras de colores. Le dije que lo hiciera como me gusta a mí: despacio y bien.
- N, haz esto bien hecho ¿vale? lo haces despacio y...
- "Ben" - contestó mirando a la hoja y procesando la información.
- Cuando termines vienes a mi mesa y me lo traes.
No tardó ni dos minutos. Claro está, le faltaban cosas...
- N, te faltan todas estas - en realidad eran 5 líneas y había hecho sólo 1, eso sí, despacio y "ben".
- ¡Aaaaaahhh, vaaaaleeeee! - y se va moviendo el culillo cual oca para su sitio. A los dos minutos vuelve a enseñarme la nueva línea y otra vez lo mismo: "¡Aaaaaah vaaaleeee!" Y así hasta que terminó las 5 líneas.
- Ya, ¿ahora qué? - me dice plantándome la lámina encima de mi trabajo.
- Pues ahora tienes que colorear esta parte, pero bien hecho, no puedes dejar ningún espacio sin colorear - le dije señalando a un círculo que tenía que pintar. A los 2 segundos y con dos rayones hechos...
- Ya está, ¿ahora qué?
- No N, no puedes hacer las cosas así, tienes que hacerlo más despacio y sin correr porque entonces te va a salir mal, tienes que hacerlo despacito y bien.
- ¡Aaaaaaah vaaaaaleeee!
En fin, pensé, va a ser un duro trabajo, pero al menos ya no llora y le gusta venir al cole a trabajar. A ver cómo sigue la cosa...
Y con esto, vaaaaaale...

lunes, 22 de septiembre de 2008

"De los jardines bien regados..."

"...nacen las flores más bonitas" ¡Ole, ole y ole! Ese fue el piropo que me dedicaron el viernes, cuando salía de la panadería, unos chicos de secundaria. ¿Quién dijo que la educación no estaba dando resultados? Bien si se lo sabía como si se lo inventó sobre la marcha, este chico se merece un aprobado en desparpajo. Eso sí, me alegró la tarde y lo que ya había pasado de semana ¡jajajaja!
Bueno, vamos a lo que vamos. El viernes fue un día un tanto distinto para N. "Llegó una chica, que no conocía de nada y de repente, la maestra, a quién me estoy recién acostumbrando, me dice que ahora esa chica es la que manda cuando llega. ¡Esta mujer me tiene loca!" O eso creo yo que habrá pensado N cuando le presenté a la profe de Música, que de ahora en adelante y siguiendo mi línea la llamaremos Música (sí, me devané los sesos para ponerle nombre). Pues como les iba diciendo... El viernes sólo estábamos N y yo en clase cuando llegó Música. En lo que llegaban los demás, que por cierto las sábanas los tenían atrapados, presenté a Música y a N:
- Mira N, esta es Música. Ella es la profe de música y cuando está ella manda ella en clase y todos le hacemos caso. Yo estoy callada cuando ella está hablando porque dice cosas importantes. Ahora cuando lleguen los demás bajamos con ella a la otra clase.
- ¿Y yo también? - preguntó N.
- Sí, tú también.
- ¿Y tú?
- Yo también pero yo voy a estar en una esquina, yo no mando en la clase de música, le tienes que hacer caso a Música.
En esto fue llegando el resto de compañeros y Música le ofreció a N que le cogiera la mano. Por supuesto la primera reacción de N fue esconderse detrás de mí pero yo le recordé que yo no mandaba y que tenía que hacerle caso a Música. Me miró, miró a Música y se acercó para cogerle la mano como dicendo..."no me queda otra, total, si me pongo a llorar no me van a hacer caso..." Y todos juntos fuimos a clase. El resto del día fue con casi total normalidad. Lo único es que los grandes están muy despistados, T por ejemplo se quejaba que estaba todo el día castigada sin recreo, cosa normal, porque si no hace el trabajo que debe hacer en el tiempo que le pongo luego ocupamos tiempo de juego en trabajar. Cosas de la vida.
Es cierto que debo hablar con ellos otra vez. Hoy por ejemplo lo dije en la reunión que tuve con las madres: Hay que hacerlos responsables de su material y sus cosas, crearles unas disciplinas de trabajo y ayudarles a conseguir sus objetivos que ellos mismos se marcaron, no se pueden desentender de sus responsabilidades.
Y básicamente hoy hicimos más de lo mismo: repasar las sumas y restas que aún tienen fallos. Yo no sé cómo resetean tan rápido, ¡a mí me cuesta olvidarme de algo que hago todos los días! Aunque reconozco que soy muy despistada y lo mejor que me va es la memoria fotográfica porque de resto... carezco de cualquier otra.
Y con esto y con flores....

martes, 16 de septiembre de 2008

"No me quiero ir"

Hola de nuevo. Ya sé que llevo algunos días sin publicar absolutamente nada, así que pido mil disculpas por ello, espero no faltar tanto la próxima vez.
En fin, desde el miércoles pasado han ocurrido unas cuantas cosas, no muchas y tampoco muy interesantes exceptuando las que voy a tratar de resumir aquí hoy.
El jueves pasado día 11 se podría haber titulado "Desayuno con mocos". Para empezar N llegaba tarde y cuando lo hizo ya traía el pañuelo en la mano, sorbiendo mocos y con la naricilla roja como un tomate. Y no sólo eso, estaba aferrada a la madre de tal manera que era imposible que la pobre mujer la pusiera en el suelo.
- Ponte en el suelo N - le decía, y la niña a grito pelado respondía...
- ¡¡¡¡¡Noooooooo, no quierooooo!!!!!
Y yo mientras tratando de convencerla que iba a ser como el día anterior: mami iba a casa un momento y luego iba a buscarla. Ni con esas. Pero claro está, yo no podía dejar que mami entrara al cole, N no quería entrar y se agarraba a mami como si fuera una lapa y la única opción que me quedaba fue mirar a la madre y decirle...
- Lo siento mucho pero tenemos que hacerlo ahora o si no va a ser peor cada vez.
Y acto seguido cogí a la niña y casi literalmente se la tuve que arrancar a la madre de los brazos, no por la madre, sino por la chiquilla. Se me tiró al suelo y tuve que hacer de tripas corazón, cogerla de nuevo y meterla en el cole. Fue de las cosas más difíciles que he tenido que hacer como maestra. Es muy duro mirar a una madre que tiene los ojos bañados en lágrimas, pedirle perdón por lo que iba a hacer y encima quitarle a su hija de sus brazos (entre gritos y patadas de la susodicha, por supuesto). Pero luego, ya en el cole, aquí es dónde me sirvió la experiencia de 6 sobrinos: la senté conmigo, la acurruqué y le canté muy suavito la canción de Miliki "Un barquito de cáscara de nuez". A todas estas inmagínense el panorama: mami llorando, N llorando y gritando y el resto de la clase callados y con los ojos como platos, hasta ellos se relajaron con la canción. Hasta yo me relajé.
En fin, pasados unos minutillos les empecé a poner trabajo al resto, eso sí, desde el sitio de N porque aún no me podía levantar, la pobrecilla mía casi se saca la nariz y los ojos de tanto restregón. Y gracias que estaba el profesor de P.T. quién me ayudó un montón con los grandes mientras yo le daba algo de mimo a N.
Poco a poco fue cediendo a sentarse más derecha, a sentarse en la silla, previa mentirijilla y medio verdad que me dolía la pierna porque la tenía dormida, hasta que conseguí que pintara un dibujito. Y así se fue el día.
Viernes 12 de septiembre. N era puntual pero venía nuevamente con el pañuelo en la mano y los ojos aguados. Cuando la vi llegar la saludé muy contenta y le dije:
- Yo voy a entrar tu mochila y tu le vas dando un besito a mami que viene luego a buscarte.
Primero dijo que no pero luego, viendo que no le quedaba otra cuando le ofrecí los brazos para cogerla, dio un suspiro, le dio un beso a mami y se vino conmigo sin oponer resistencia.
La mañana pasaba entre las fichas que le preparé para trabajar pegando bolitas de papel de seda y pintando "sin salirse de la línea". A la hora del recreo se tomó su jugo entre risas y fiestas, sí risas y bromas que yo le hacía y ella seguía. Y cuando terminó de desayunar se fue a jugar con Y y A a la "ventita" a comprar y vender cosas.
Cuando terminó el recreo le dije:
- N, vamos a recoger para ir a buscar a mami.
Me mira, frunce el ceño y me dice:
- No, yo estoy jugando con ella.
Ahora era yo la de los ojos como platos. ¡No me lo podía creer: quería quedarse! Inmediatamente salí, le dije a mami que N no quería salir y ella misma también se sorprendió mucho. Le ofrecí acercarse a la puerta y que la viera, porque era digna de ver, habla que te habla con todo el mundo y jugando tan tranquila, nadie habría dicho que el día anterior estaba llorando a moco tendido
Y pasó el fin de semana. Llegó el lunes y N ya tenía otra cara. Ya no lloraba, se despidió de mami muy tranquila y se sentó en su mesa dispuesta a trabajar. Pintamos, pegamos papeles y jugamos con la plasti. Y así hemos estado hasta hoy, que la única diferencia ha sido que ya no la tengo que coger en brazos para que entre, sino que entra por su propio pie.
Poco a poco se acostumbra a estar con el resto de compañeros, juega con ellos y le gusta estar con ellos. Poco a poco va aceptando a los demás profes, eso sí, no me puedo ausentar mucho porque aún se agobia un poco y por último, poco a poco se va adaptando. Así que creo que lo he conseguido y creo que tan mal no lo he hecho. El truco está en decir la verdad y ser coherente lo que haces con lo que dices.
Ahora mi problema es otro: ¿cuáles son los pasos a seguir para educación infantil? No sé si les he contado que soy especialista en inglés y que de buenas a primeras me convertí en directora, secretaria, maestra de primaria, especialista de infantil y como no, seguir siendo especialista en inglés. En fin, no me queda nada, horas de lectura de currículos de infantil, programar inglés, conocimiento, lengua, matemáticas y plástica y, "como éramos pocos parió mi abuela" aprender lo que todos sabemos por instinto pero que muy pocos conocemos a ciencia cierta, y encima marcada por ley. A sí que si alguien me echa una manita y me dice los pasos a seguir en infantil de 3 años... estaré muuuuuuy agradecida.
Y con esto y sin mocos.....

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¡Socorro! 10/09/2008

Hoy me sentí como "Pato" en la foto que he puesto del perfil. "¡Socorro!" pensé cuando de repente N dijo...
- ¿Y mami?
¡Horror, socorro, qué hago, que alguien me ayude! Después de 6 sobrinos, llorones, malos para comer y más fuertes que el sueño, pensé que estaría preparada para todo. Pero no.
El día empezó bien, a las 8:30, como siempre, entramos a clase y cada uno se sentó en su sitio. N y su mami también, preparada por supuesto para jugar con la plasti y para pintar. Le dí una fichita, tenía que hacer líneas verticales y luego pintar el dibujo que se había formado del castillo. Hasta aquí bien. Me senté con N y entre las dos empezamos a pintar el castillo. Mami tenía que irse pero N se negaba hasta que la convencimos. Tardó 15 minutos hasta la fatídica pregunta...
- Mami fue a hacer la sopa y a buscar a Pocoyo, ella viene ahora - pero ella seguía preguntando por mami.
- ¿Y "none" está mami? - repetía una y otra vez.
Yo le decía que si se ponía a llorar y seguía hablando alto no le haría caso a lo que ella me decía que no estaba llorando, cogía aire profundamente, se limpiaba los ojos y los moquillos con una servilleta y me miraba con aquellos enoooormes ojos diciendo...
- Ya no lloro, ¿ves?
Pero acto seguido volvíamos a empezar. Así hora y media, sí señor, hora y media de llantos, mocos y haciendo tratos para que dejara de llorar. Cuando volvía a empezar le decía:
- ¿Tú estás llorando? - y ella contestaba...
- No, yo no lloro, mira - y la pobre se volvía a restregar la nariz y los ojos con la servilleta. Y así un buen rato.
Mientras, los demás me miraban, nos miraban, en silencio, quedándose con la copla de todo lo que pasaba. Por supuesto los usé un poquito como refuerzo:
- Chicos, ¿quién está llorando? - y todos contestaban...
- ¡N! - y entonces N se callaba otro ratito, cortito eso sí. También les preguntaba...
- Chicos, ¿yo estoy gritando? - y decían...
- ¡No! - y A añadió...
- Y eso que tú puedes gritar muy fuerte profe.
- Es verdad - dijeron los demás. Entonces R dijo...
- Pues N sí está gritando.
- Y, ¿en esta clase se grita?
- No, es un nuevo compromiso para este año - dijo T.
¡Cómo quiero a mis chicos! Gracias a ellos N empezó a entender que no se puede gritar en clase y que lo de llorar no sirve porque no le hacemos caso, a menos, claro está, que te pase algo:
- N, ¿te caíste?
- No.
- ¿Me estoy portando mal contigo?
- No.
- ¿Te picó un bicho?
- No.
- Y, ¿entonces por qué lloras?
- Yo no estoy llorando ¡mira! - y movía los párpados tan rápido que logró que las lágrimas desaparecieran.
Pero... vió aparecer a su madre por la puerta. y vueeeelta a empezar.
- Mira, ya viene mami, me voy a casa con mami.
- No, tú todavía no te puedes ir, cuando dejes de llorar y estés tranquilita recogemos todo y entonces te saco fuera con mami. Tú tranquila que aquí no te vas a quedar, dentro de un momento te vas a casa - para qué fue eso...
- ¡Noooo! ¡Yo quiero que mami entreeee!
- Mami no va entrar porque mami no puede entrar en el cole, y mañana te deja en la puerta conmigo y te viene a buscar a la puerta cuando salgas conmigo.
Y más llanto y más restregones de ojos y nariz hasta que se fue tranquilizando mientras la acunaba en el regazo. Mientras le hablaba en voz muy bajita y empecé a contarle el cuento de la Cenicienta. Así se tranquilizó y se relajó.
Cuando terminé de contarle el cuento ya tenía otra cara. Me ayudó a guardar la plasti que habíamos sacado para intentar dejar de llorar, guardamos la ficha del castillo y le dije:
- Mañana vamos a hacer esta ficha, tú y yo solas, mami no va a estar.
A punto estuvo de llorar pero dijo...
- Vale - tragando nudos y concienciándose que eso iba a ser así, mami no va a estar.
Y no sólo eso, ¡también me dijo que iba a hacer la otra ficha!
- Vale - le dije - hacemos las dos fichas, adornamos con pegatinas tus carpetas nuevas y luego viene mami a buscarte y te vas a casa.
- Vale - dijo con un suspiro entrecortado como diciendo..."¡qué se le va a hacer!"
Así que recogimos, tiramos las servilletas a la basura y colocamos las sillas. Nos despedimos de los demás y la acompañé fuera para que se reuniera con mami. Era feliz. Mañana será otro día.
El resto de la mañana lo dedicamos a terminar de copiar el horario y después del recreo jugamos todos juntos al Mikado y al "Burro contado". Nunca habían jugado y les resultó algo difícil cogerle el truquillo a lo de..."¡Sota, caballo, rey!" Pero al final aprendieron. Jugamos entre todos, sentados en el suelo y aprendimos a respetar el turno, a tener reflejos y no poner la carta cuando no debemos y a reírnos con los profes, que cuando trabajamos mucho, ellos están muy contentos y pueden ser verdaderamente divertidos. En definitiva, es muy importante enseñarles que no sólo estamos para enseñar, mandar tareas y enfadarnos cuando no nos hacen caso. También les ayudamos cuando están angustiados y llorando, somos felices cuando ellos están contentos y nos gusta jugar como al que más.
Y con esto y con mocos...

Martes 9 de Septiembre de 2008.

Hoy el día no ha sido muy interesante, un poco más de adaptación, más juegos y, en definitiva, organización del colegio. Después de clase, reunión, cuadrar horarios y conocer al resto de itinerantes que están nombrados para este año y todo esto aliñado con unas coca-colas (zero, por supuesto que hay que guardar la línea) y unos bocatas de tortilla y queso blanco. Buena compañía, buen trabajo y tempranito a casa para planchar, preparar las cosas para mañana y "dormir un poco".
Y con esto y un bizcocho...

martes, 9 de septiembre de 2008

Lunes 8 de Septiembre de 2008. Día 1.

Todo estaba listo. Quedó desde el viernes preparado para recibirlos como se merecen, con ilusión, energía y, sobre todo, mucha alegría.
Cuando llegué al colegio, a las 8:20 de la mañana ya estaban allí esperando, con sus mochilas, zapatos nuevos, ropa de estreno, bien peinados y alguna que otra legaña todavía pegada al ojo.
"¡Hola profe!" fue lo primero que dijeron algunos, otros ya se estaban quejando por madrugar y otros simplemente estaban tan dormidos aún que ni siquiera abrieron la boca.
Abrimos la clase y repartimos las mesas, cada uno la suya hasta final de curso, si es que no se despistan de saber cuál es de cada quién. La única que estaba clara era la de N, la benjamina de la clase que entra este curso con 3 añitos. Por supuesto que G y S se sentaron juntos porque son del mismo curso: 2º de primaria, entre dos todo es más fácil. Por otro lado A con R, de 3º, que también siempre se pueden echar una mano. Y por último Y y T que aunque son de 4º y 5º siempre se pueden ayudar mucho y compartir conocimientos. Así los van a conocer mejor, por sus iniciales, y poco a poco se irán haciendo a los cursos en los que están cada uno y las características que les identifica.
Hoy por ser el primer día hemos decidido hacer dos cosas: la primera es hacer que N se sienta bien en el cole y le guste. Ya saben que los alumnos que empiezan por primera vez en el colegio con 3 años tienen un periodo de adaptación. Hay profes que prefieren que lleguen un poco más tarde, otros que se vayan un poco antes y otros que dejan que los padres estén un rato con ellos. Yo soy de éstas últimas. La mamá de N y yo hemos decidido que esté estos primeros días allí en el cole, salga un rato a comprar a la venta, vuelva otro ratito, salga una vez más a "hacer el potaje", etc hasta que se hace la hora de salir. Por cierto, ¡qué gran invento este de la plastilina! N nunca había jugado con ella y cuando vió que se podía romper, aplastar, amasar, hacer bolitas, todo lo que se quisiera con ella y, lo mejor de todo, nadie le regañaba por ello, logró despegarse de mamá y sentarse en su silla a jugar ella sola.
Mientras, con los más grandes, preparamos unas "tarjetas de compromiso". Primero hemos pensado en algo que nos cueste mucho hacer, ya sea del cole o de casa (ayudar a mamá a fregar los platos, hacer la tarea sola, hablar menos en clase...) y luego lo hemos escrito en unas tarjetitas, bien adornadas, que hemos colgado de un cordón que he puesto de lado a lado de la clase, que habrá que subir porque los profes un día de estos nos vamos a quedar colgados si nos despistamos... Bien, una vez terminadas las tarjetas decidimos pintar unas trabas de tender con los colores que le gusta a cada uno y las adornamos con purpurina. N también participó de estas actividades, mamá la había dejado un ratito mientras entre ella y yo hacíamos su tarjeta. Su compromiso: "Divertirme mucho en el cole".
Y tocó el momento de colgar el cordón. "Maestra ¿cómo lo vas a colgar?" "Fácil, subida a una silla y con la grapadora" "Vale, yo te traigo la silla" "¡Y yo la grapadora!" Así que con dos de mis fieles ayudantes me encaramé a la silla y me las apañé para colgar el cordón, que una de dos, o se cae el cordón o un día me veré sin colegio como siga agujereando las columnas. Sin mencionar mi "patosismo" y posible caída de la silla o lo que sea que me sirva para subirme.
Y ya en estas dos boberías casi se ha ido la mañana. Llega el recreo y todos estamos muertos de hambre, tanto trabajo da apetito. Cada uno se come su medio bocata o sandwich y su jugo o batido. Y después de comer, a jugar, como no. A y N se metieron en la "ventita" a comprar y vender. T, Y y G se pusieron a jugar al Mikado, juego chino muy bueno para desarrollar la motricidad fina, pero cuidado si hay niños inquietos, son palos con algo de punta que pueden ser peligrosos.
Al terminar el recreo nos pusimos a hablar un poco de lo que habíamos hecho en el verano, recordamos las normas de clase y todas esas cositas que necesitan ser habladas, y en muchas ocasiones escritas. Y se quejaba de lo corta que fueron las vacaciones "Yo me acuerdo cuando las vacaciones duraban por lo menos 6 meses" decía ella muy convencida. Evidentemente, T, la mayor, tenía la respuesta perfecta "¡Hala, exagerada! Si las vacaciones nunca han durado tanto. Tú date cuenta que si fueran 6 meses no tendríamos vacaciones de Navidad" Respuesta que me sorprendió mucho, ya contaré porqué. Entre tanto yo calladita. Por otro lado A decía muy decidida "Profe, ¿sabes una cosa? quiero empezar ya 3º" a lo que le contesté "Pues espero que tengas el miso ánimo cuando veas los libros", respuesta "ya ví los de Y el año pasado y me gustan, aunque haya que copiar los enunciados". Les juro que me cayó la gota de sudor frío como a los dibujos animados. Y G no hablaba, estaba algo disgustada porque no le apetecía mucho ir al cole, pero poco a poco, como le dijo A.
De resto poco más. Típico papeleo, se te multiplican los dos ojos que tienes por 20 para que no pase nada, juegas un poco cuando tienes que jugar, y eres serio cuando hay que ser serio.
Y con esto y un bizcocho...

jueves, 4 de septiembre de 2008

Jueves 4 de Septiembre de 2008

Después de 3 días de batalla ordenando mesas, sillas y papeles, en definitiva, jugando al "tetris" para que todo encaje perfectamente, los profes del colectivo de escuelas rurales (C.E.R.) hemos tenido hoy la primera reunión del curso. Me explico. Ya les había comentado que mi escuela es una escuela unitaria, además está situada en un parque rural y en ese mismo parque rural hay 5 escuelas más. Como todos somos además de profes directores, secretarios, etc, hacemos reuniones para ponernos de acuerdo y así ayudarnos con el tremendo papeleo. Así en ocasiones actuamos como una escuela grande pero con la posibilidad de tener ciertas competencias de actuación sobre nuestro propio centro. Esto tiene muchas ventajas porque nos ayudamos mucho unos a otros, pero la desventaja reside en ponernos de acuerdo porque todos tenemos ideas diferentes y siempre hay que llegar a un consenso, cosa que puede tardar hoooooras.
Pues bien, hoy se aclararon horarios (daros cuenta que compartimos profes de gimnasia, inglés, música, religión, francés...), repasamos las normativas vigentes, recordamos el papeleo de principio de curso, comprobamos todo el alumnado de todos los centros, comprobamos altas y bajas de compañeros y, como no, nos pusimos al día de lo hecho en verano. En realidad hoy ha sido relativamente corta comparada con las de final de curso o con las que tendremos más adelante donde organizamos Carnavales, Navidades, viajes o salidas complementarias y extraescolares. Ya les iré contando.
Pues hoy nada más. Ya está casi todo en marcha, sólo faltan ellos: esos locos bajitos llamados alumnos y alumnas.
Hasta pronto.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Lunes 1 de Septiembre de 2008. Empezamos

Pues bien, ya que está de moda esto de hacer blogs hablando de lo que a cada cual le parezca, yo he decidido iniciarme con lo que hago día a día desde hace muy poquitos años: ENSEÑAR. O al menos eso intento. Por esto invito a todos a participar tanto si son maestros, padres, madres, tías, tíos, abuelos, abuelas, en apuros o no, no sólo para ayudarnos con nuestras experiencias, sino también reírnos y disfrutar de las locuras de estos locos y cretinos bajitos.
Para ponerles en antecedentes: soy maestra en una escuela de un pequeño pueblito, del cual no voy a decir el nombre, no por querer proteger nada, simplemente porque este blog pretende centrarse en las aventuras que tengo con mis alumnos y no de dónde son. Lo que sí les digo es que es una pequeña escuela unitaria, en la que llegué hace 5 años y donde hoy en día hay 7 alumnos. ¡Sólo 7 alumnos! Pensarán muchos de vosotros, pero cuando les digo que van desde los 3 años hasta los 12 la cosa ya cambia un poquito ¿verdad? Sí, todos juntos en la misma clase a los que tengo que enseñarles lengua, mates, cono, inglés y plástica, además de hacer de directora, jefa de estudios, conserje, secretaria, enfermera (cuando hay caídas y esas cosas) y chica para todo en general.
En fin, después de casi 50 minutos conduciendo y unas 236 curvas más o menos, llego desde casa hasta el cole. Y todos los primeros de septiembre pasa lo mismo: reorganizamos la clase, limpio mesas (con ayuda de la señora de la limpieza), arranco ordenadores (que como siempre están con la conexión chunga), tiro más papeles, miro el correo, clasifico cartas de Telefónica, etc etc etc...
Hoy no mucho más. Y en los próximos días más de lo mismo: reuniones con los demás profes, quitar carteles viejos y poniendo nuevos, preparando las témperas y la plastilina...
En fin, empezamos con nueva ilusión, muchas ganas, muchas ideas y con las hormiguillas en la barriga de los nervios por no saber qué pasará. Lo que sí pasará seguro es que me voy a divertir muuuuucho con "mis niños". Espero que todos vosotros también.
Hasta pronto.